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When I paint my masterpiece

Otro año que comienza en el calendario. Estamos obligados a comentar que es un año nuevo que se abre lleno de posibilidades. Aunque en verdad sepamos que esto de los años no es más que un invento. Un período de tiempo comprendido en el calendario. Y el tiempo y los calendarios son inventos del ser humano. Por lo tanto, eso de que “ahora empieza una etapa de cambio o de algo nuevo” no deja de ser pura fantasía. No obstante, en cuanto a lo social, siempre ha sido una buena fecha para hacer balance y propósito de enmienda. Será la noche. Serán el frío, las estrellas y la luna.

Toca pensar también en todos estos años que nos hemos comido de golpe (“de diez en diez pasan los años”, cantó el poeta). Recordar a los que se fueron y pensar en los que vendrán. Para mi pesar, noto que empiezo a hablar, pensar y sentirme como un viejo.

Con el paso del tiempo nos vamos dando cuenta de que la vida es un pelear continuo contra el mismo tiempo. Querer sacar de él aquello que no conseguimos. Tiempo para montar en bicicleta, para tomar algo con los amigos, para pintar maquetas, para enseñar a los hijos a montar en bicicleta o para escribir poemas. Y nunca llega ese tiempo. Podemos creer que estará a la vuelta de la esquina. Pero la sucia verdad es que pasará. Nosotros nos haremos más viejos, aunque se nos sigan abriendo algunas puertas. Bien es cierto que se nos irán cerrando otras en mayor número. Y tendremos que saber arriesgar y echarle valor. Al final, todo trata de lo mismo. Saber elegir qué poemas escribir y cuáles no.

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